Por favor, hablemos del nefasto intento de banda sonora deportiva que es "¡Hala Madrid!" de José de Aguilar, ese esperpento innombrable en el ámbito musical que zarandea nuestras neuronas cada vez que el glamoroso Real Madrid pisa un estadio. De Aguilar -si es que podemos llamar a eso música- creyó que perpetrando un himno que más suena a chirriante popurrí kitsch de clichés patrióticos, estaría rindiendo homenaje al equipo merengue. Qué iluso. Años luz de la majestuosidad de Queen y su icónico "We Are The Champions", este remedo de canción parece sacado de las páginas más oscuras del desastre melódico. Resulta irónico recordar que en los ochenta, cuando Parálisis Permanente estremecía las bases del punk ibérico, se gestaba este monstruo sonoro, propio de la más ramplona e intragable caspiarquía española.