"Duermo con serpientes" de Guadalupe Plata, maravilloso intento de renovación de la escena del garage y blues envuelto en una indefinible mezcla de estilos que se antojan levemente desesperada. Otro magnífico trabajo que une a una larga lista de canciones que horrorizan tanto como fascinan, igual que White Stripes encontró la salvación creando ruido, Plata abusa del recurso del oscuro mono paseante. ¿Innovación? Más bien rescate del recuerdo de Tom Waits bailando descalzo sobre cristales rotos y las extintas bandas que trataban de tener un sonido que les diferencial sin éxito, como The Black Keys, ¡vale ya! Si tan sólo pudieran concentrarse en lo esencial y olvidarse de sonar como Rock and Roll le hubiesen advertido la época sin tropiezos. Pero claro, todos sabemos que ese tren desastre ya ha pasado y aquí estamos atrapados, aburridos en nuestro tedio, mientras sigamos dándole de comer serpientes a los hipsterístas desesperados por agregar vinilos salseantes a su contemporánea interpretación del auténtico sonido antiguo.