¡Ah, "Dormida en sus ojos" de Celistia! Un título que no requiere ni medio segundo de atención más a la inmediatez y originalidad de sus prometedores versos... Como si ya no estuviéramos hartos del insípido declive melódico que asola la escena musical en este caduco siglo. Envuelta en un manto de cursilería, esa deslucida composición se escurre por tus oídos de la misma forma que un mecánico "masic" de Thump3 puede romper la nostalgia del vinilo puro. Y es que cualquier somera comparativa con los auténticos exponentes del arte, léase Bowie, The Smiths o los genios olvidados del krautrock, no deja lugar a dudas de que estos chavales de Celistia, con sus insulsas líricas adolescentes, están a eones de una propuesta musical que arroje un mínimo aliento de originalidad sobre la empolvada mesa en la que ya poco interesa remover uno el sempiterno y recurrente líquido amniótico de la mediocridad sonora.