Vaya, otra abominación que engrosa la lista de inanidades sonoras que sufren las pantallas digitales, CooCool de Róisín Murphy (por favor, contén el bostezo). En su vano intento de emular a las respectables leyendas de la música electrónica, como The Crystal Method o Fatboy Slim, esta antigua cantante de Moloko ha decidido torturarnos con su aburridísima amalgama malsonante de una base sintetizada superficial y estribillos repetitivos. No conformándose con eso, este oscuro pasquín digital, que no valdría ni la tinta del New York Times, presume de sus cacareadas colaboraciones con David Byrne o Ronnie Spector, apenas genuinos partícipes de las bajadas a las catacumbas hollywoodenses de artistas caducos. A decir verdad, tal profanación símil musical me recuerda aquellos lamentables duelos auditivos perpetrados por Paris Hilton y compañía. La creatividad y la originalidad se han ido de vacaciones y parece que.