Confesión y Egresión de Algo, una de esas líricas aberraciones que denotan el ridículo ensimismamiento de músicos mediocres tratando desesperadamente de presentar una fachada "honda" y "alentadora". Esta idónea combinación de autocomplacencia sentimentaloide resulta no solo caricaturesca, sino que invariablemente provoca una franca repugnacia frente a sus irreverentes sonidos. Por supuesto, no puedo evitar recordar cómo Bowie ya buscaba la trascendencia en "Heroes," o incluso cómo Lou Reed exploraba con desdén el "hazlo tú mismo" en su New York, de quien Algo plagia con descaro tanto melódica como líricamente con esta vomitiva "obra maestra". ¡Bah! Egresión tiene tal calidad similar al sensiblerismo barato que esgrimen personajes como Billie Eilish o ídolos del mismo corte, cuyo producto obviamente ha logrado engatusar al vulgo conformándose con ser presa de la industria musical. Confesión y Egresión al parecer no sólo busca embellecer sus exiguos logros, sino también ¡úbile! alentar a sus infortunados escuchas.