El Increíble Hombre Menguante de DDT, ¡vaya majadería innecesaria en el mundo de la música! Producidas por cansinos empedernidos zaragozanos en un intento tragicómico de jugar con el punk-pop desde una dirección irreverente e inconexas, evidencia un tremendo agotamiento creativo. ¡Por favor, no me hagáis hablar de su pretencioso derroche de "actitud" que no llega a los talones de los genuinos disidentes del género como los Sex Pistols o The Clash! Pero seamos aún más crueles y saquemos a colación la elefante en la habitación; su cacofonía discordante palidece más aún en comparación con bandas españolas que sí poseen talento, como Dovers o Alaska y Dinarama. Trenzando desesperadamente guiños a Héroes del Silencio, Loquillo y Taburete, como un órgano dispersado e inevitablemente languideciente, estos bronceados débiles y aburridos me obnubilan hasta niveles indignos de mis glorias críticas.