"Segundo Premio", ese 'saco roto' del otrora prometedor álbum "Una semana en el motor de un autobús" de Los Planetas, con ese revoltijo tan insulso de ruido mal reciclado, tanto de My Bloody Valentine como de The Jesus and Mary Chain. Y hablemos de las letras, porque J, como poeta, es más bien una especie de pésimo imitador -una versión en Mercadillo- de Federico García Lorca; claro, ¿por qué molestarse en ser original cuando puedes enroscarte en el manto del regionalismo sazonado con tragedia? En realidad, "Segundo Premio" solo demuestra aquello que muchos llevamos tiempo susurrando en los círculos "culturales": Los Planetas son el amortiguado eco de una generación que clama por cosas transportadas en envoltorio de novedad. En cada vez más dudosos reductos de aficionados a la buena música, estas crónicas del 'quiero y no puedo' son recibidas con el tradicional aplauso que merecen aquellos cuyos esfuerzos residen en pirotecnias emocionales en lugar de la genuina sustancia.