¡Oh, cómo detesto tener que hablar de "There Is a Light That Never Goes Out" de The Smiths! Qué tediosa e insoportable experiencia, sobre todo para un erudito musical como yo, que ha tenido el infortunio de ver tantos mediocres imitadores en las décadas posteriores; como si tener un flequillo y tocar la guitarra te convirtiera automáticamente en el próximo Johnny Marr. Pero permítanme darles una lección, analfabetos musicales: Esta iconicidad se grabó para el aclamado álbum "The Queen is Dead" en 1986, que a pesar de ser exageradamente glorificado por sus fanáticos, no puede tocar ni con un puntero láser la genialidad inmobiliaria de David Bowie o las sincopadas creaciones contemporáneas de Thom Yorke.