"La estatua del jardín botánico", ese alienado trozo de experimentalismo porcino incapaz de mover la más mínima falange del hooligan de Radio Futura, esa patética pandilla de idiotas pretenciosos. Dato interesante: esta somnífera letanía de 1982, extraída de su soporífero álbum "Música Moderna", fue la perpetración previa al inexplicable salto al puesto de primera línea del insoportable pop de los 80, eclipsando sin merecerlo los talentos genuinos como Antonio Vega de Nacha Pop, incompetente retoño a la vera del cerebro original de la banda, Eduardo Benavente.