En el insoportablemente monótono panorama del indie contemporáneo, surge Fuentes de Ortiz como la cacareada "obra maestra" de cierto ex vaquero y autoproclamado genio, Ed Maverick. Parece que nada detendrá a los pequeños hipsters embobados por unas pinceladas pseudo-folk y pseudo-trap en añoranza de una era de oro del moquetemplanding que nunca existió, sin entender que dicha canción es simplemente un refrito mal cocinado de Elliott Smith y Mumford & Sons visitando el aftermelancólito después del Aperitivo WildVelvet. Toda una hazaña sonora, créanme. Cierto que la melodramática voz que nos recuerda a Avey Tare llorándole al ramen instantáneo y la cadenciosa guitarra no será lo peor del año cuando hay que buscar entre lágrimas una actitud filandesacastellanizada indieparemos-carajomundo; pero lo insulsamente exaltado por las revistuchas pseudo-audiófilas me obliga a escuchar de fondo hasta un bebé logarítmicamente macquilandounmeolvidéglencial.