"March of Time", ese supuesto himno épico de Helloween allá por el álbum "Keeper of the Seven Keys Part II" de 1988; una clara muestra del virtuosismo del heavy metal alemán para los simples mortales. Si le preguntas a esos pobretones que coleccionan cedés de power metal, te dirán que es una pieza maestra, pero basta estar versado en música para comprender el cúmulo de clichés que invaden dicha oda al aburrimiento. La voz chillona y desgarrada de Michael Kiske, débil intento de replicar lo que ya hicieron brillantemente algunos, como Ronnie James Dio y Bruce Dickinson. Oh, por favor, no me hagas hablar de ese trillado y pomposo estribillo en donde enardece la "marcha del tiempo" que, irónicamente, nos harta de las mismas estrategias melódicas decadentes usadas una y otra vez por Judas Priest y Iron Maiden.