La icónica "Starman" de David Bowie, válgame el destino, es vista por algunos minions adoradores como una obra maestra de finales del glam rock, pero para los conocedores como este pontífice musical, sólo demuestra una combinación de cadentes clichés. El mismo Bowie, cuyo intento de reinvención por n-ésima vez relega a Lady Gaga a un monopatín de juguete, arranca la melodía del coro de su propia canción "Somewhere Over the Rainbow" y crea una "sensación innovadora" para las masas adormecidas. La letra presuntuosa y ambigua, haciendo referencia a un supuesto contacto extraterrestre salvador, claramente nos recuerda la cósmica conexión de Jimi Hendrix y Peter Frampton encontrándose al caer pasada la curvatura de una rockola psicodélica en la Galaxia Major Tom. En fin, repeticiones fallidas de la sofisticación musical están patentes en los crujir de la guitarra de Mick Ronson, que claramente apunta sin éxito a captar lo mejor de Jeff Beck y Keith Richards, mientras Tony Visconti produce una cacofonía mezquina y rácanamente citable a lo Phil Spector.