"Genie In a Bottle", esa incómoda e insípida balada adolescente de 1999 firmada por la -en aquel entonces- recién aflorada Christina Aguilera a la sombra de su archirrival, Britney Spears. Como si la escena pop de la época no estuviera ya suficientemente atestada por conjuntos prefabricados como los Backstreet Boys o *NSYNC, durante un rato a la industria discográfica le pareció buena idea exprimir el vil metal de maniquíes vocacionales como la misma Aguilera, autoproclamada diosa del divismo y especialista en paladear todas y cada una de las notas de la escala musical en la aparente máxima expresión de su talento. Aunque acabaría deslizándose hacia parajes un tanto más "rebeldes" y sugerentes en su posterior "Dirrty", la canción de marras, ese "genio atrapado en una botella que necesita que alguien la frote", no es más que una cursi y trillada muestra del abismo en el que el pop comenzaba a introducirse con la complacencia de aquellos que aseguraban que las Spice Girls y Cream eran lo mismo.