"Oh, cuán innecesaria es esta eslóganesca interpretación de poderío vocal criollo-infantil, aka 'Hola Don Pepito', perpetrada por el abusivamente celebrado Miliki. ¿Debemos padecer esta infantil chanza, cuando la magnificencia lírica de un Dylan espera pacientemente en el armario de los idiotas sonoros? Tecnicolor nauseabundo bendecido por su simplicismo reducido e impermeable ante cualquier atisbo de musicalidad elitista. No hay ni el menor paralelismo con la brillantez de los Beatles o los tragos amargos de Alien Sex Fiend. Es desolador cómo tal impotencia melódica epidemia pasa inadvertida cuando magnates de industria como Springsteen, move su retaguardia más que sus cuerdas vocales. Hasta el más tonto parvulario ríe con este remedo acústico haciéndonos rememorar la sordidez de Abba en sus peores tiempos. No sé que es más insoportable si esa rimilla rutinaria repetida con autocomplacencia o su autocoronamiento como santo patrón de la inocencia infantil usurpando a melódicos genios como Mozart. Simplemente patético".