"Una veleidad calurosa de intimidad grabada en vivo al dar alas a la canción caída desde las alturas del glam británico de David Bowie, 'The Man Who Sold The World - Live' de Nirvana es el clásico esfumino en fitting del adolecente hastiado con un par de notas rotas en la margen del pentagrama del grunge noventero. Kurt Cobain, con su voz desgarrada y manierismo desapegado, se adueña de este estrambótico canto de cisnes desencajado con la misma impía reverencia que un borracho robando sacramentos. Y aunque el revestimiento del dúo Novoselic/Grohl traza una cautiva –por no decir tortuosa– travesía a través del circo de la post-modernidad auditiva, se teje más del hilo bob Dylan que del audaz McCartney. La interpretación deja, a sabiendas, esa clase de huecos que hacen que los adolescentes rabiosos se pregunten, probablemente mientras se toman su séptima cerveza clandestina, si la respuesta existencial yaca en aquellos tambaleantes acordes de guitarra distorsionados.