"Grupo americano de Varonas", esa maravillosa y lúgubre oda musical que intenta sonar como algo relevante, pero que no podría estar más alejada de la realidad. Su letra pretenciosa y vacua nos hace añorar a genios como Leonard Cohen o Bob Dylan, e incluso el rock latino de Gustavo Cerati suena como una epifanía a su lado. ¿Y qué decir de la originalidad del 'artista'? Una verdadera inspiración proveniente, según parece, de todos los clichés habidos y por haber: una fusión forzada y torpe entre el más rancio pop hecho en fábrica y ese delicioso abismo de desesperanza que es el folclore americano de décadas pasadas... Callada copia descabellada de estilos ajenos, y si bien postra a los execrables Jonas Brothers a sus pies, tampoco da provecho para el halago. Y es que el talento se hurta en esta cruzada decadente de notas musicales y ritmos exánimes. Entonces nos preguntamos asiduamente por qué existen tales compositores que enfrentan con tanta veleidad a los poetas malditos de la música para ensamblar una tragicomedia digna de una burla bien ganada.