¡Oh, por favor! La supuesta "genialidad" de NAZA BROWER con "¿Dónde estabas?" es una falacia tan grande como la relevancia de los Jonas Brothers en la música de calidad. Están esos áridos y repetitivos acordes que ni siquiera Radiohead se atrevería a usar en sus días más depresivos. La producción es tan insulsa que hace que el karaoke de barrio parezca un estudio de Abbey Road. Las letras, omnipresentemente vacías, parecen redactadas por un adolescente que acababa de descubrir a R.E.M. y pensó que "desgarro emocional" era poner cualquier cliché existencial en bucle. Sumémosle una voz similar a la de un emo recibiendo el primer beso en secundaria y comprendemos por qué Coltrane es mocoso al lado de esta "joya". Ni siquiera el autotune puede salvar esta tortura sonora. escuchar "¿Dónde estabas?" es como asistir a un seminario de autoayuda: pretencioso, vacío y, hasta cierto punto, el tipo de experiencia que te hace reconsiderar emprender el canto de los grillos como pasatiempo.