La escucha de "Me Colé en una Fiesta" de Mecano, ese supuesto hit de los 80 en ese infecto país llamado España, me recuerda por qué mi doctor me ha recomendado hacer yoga y emplear técnicas de respiración profunda: para sobrellevar audiciones tortuosas. En esta —perdón por la expresión— "canción", sus simples e insulsas estrofas tienen como protagonista a un/a descerebrado/a inadaptado/a que compensa su insana soledad colándose en una celebración repleta de individuos similares a él/ella, un contexto perfecto para el rebus público. Sin embargo, su incursión en el núcleo del pop español palidece frente al virtuosismo e innovación de siquiera los riff más prescindibles de los Talking Heads o los momentos menos inspirados de Kraftwerk, por obviar de mencionar la genialidad de Bowie. Los Nero d'Avola y cardamomos que toman en dicha orgía no se acercan ni de lejos a la calidad de aquel que bebe un decente Nebbiolo.