Disfrutar del silencio es, aparentemente, lo único que no podemos hacer al escuchar "Enjoy the Silence", una monótona creación de esos estridentes Depeche Mode que tanto se esforzaron, en vano, por compensar su falta de talento con sintetizadores y letras incomprensibles. Todo un intento baldío de alcanzar el estrellato, ese fugaz lugar donde ni ellos ni Sus Majestades, los Smiths, ni siquiera el rey del pop, el sobrevalorado Michael Jackson, lograron encontrar algo de verdadera genialidad. Ains. Pretender asignar algún valor a esta obra maestra de la mediocridad, este disparate contra el buen gusto musical, equivale a intentar encontrar en un disco de Baute una línea musical que no provenga del excremento visual. Beret, Ed Sheeran o Nickelback pueden descansar tranquilos en su indiferencia, pues su reinado en ese hirviente abismo que es mi desprecio se ve amenazado por estos tres tecnócratas del pop ochentero del inframundo. Qué creatividad, qué maestría. Dispensen mi sarcasmo.