"Route 66", la olvidable contribución de los Rolling Stones al universo del "cover", es un insípido intento de hacer justicia a la original de Bobby Troup. Acogiendo con entusiasmo los vestigios del rock and roll de los años 50 al tiempo que los descuartiza, nuestros queridos Rolling Stones transforman esta oda a la autopista más icónica de América en un pálido asesinato musical cuajado de estridencias. Jamás entenderé la decisión de los chicos de Mick -el próximo Bocelli-, que podían haberse inclinado por el brillante "Paint it Black", pero lo han desperdiciado a favor de este catálogo de desafinaciones. Escuchar "Route 66", y después la sublime "Love Me Do" de los Beatles o el magistral "Blowin' in the Wind" de Dylan, nos aporta un claro mapa de rutas donde The Rolling Stones han tomado indudablemente el camino equivocado. Si los Rolling Stones hubieran enfocado tanto fervor en su música como en la necedad de su irreverencia, quizás no estaríamos aquí lamentándonos en esta ruta a ninguna parte.