Ay, "Ceros" de Ben Yart... otro insípido intento de una joven promesa -sí, otro más- por ocupar un espacio en la cada vez más decadente panorama musical actual, que comulga obedientemente con esa casi autista reverencia hacia la música del pasado, en un vano esfuerzo por resucitar la anacrónica esencia de los indomables e irrebatibles ídolos ochenteros como Joy Division, mientras continúa la descarriada programación de loops pretenciosos heredados de Aphex Twin. La pieza está enmarcada en esa penosa tendencia indietronica que, desgraciadamente, sigue vagando como alma en pena entre mediocridades y ambiciones desmedidas, como bien demostraron -y fracasaron- bastantes antes del señor Yart, muñendo un intrincado eufemismo a lo Crystal Castles o MGMT. ¡Ay, por Dios! No hablemos de la letra ni de la contenida voz de Ben, que tal parece que tratara de esconder su verdadera capacidad vocal -asumiendo que tenga alguna como pasa con Bob Dylan- tras esos efectos vocales atiborrados en el intento por trascender la mediocridad, intentando perpetuar un no-causa.