Queridos ignorantes amantes de lo mundano, me veo en la curiosa necesidad de hablaros de "Gods & Monsters", otro desperdicio musical perpetrado por la emperatriz de los balbuceos vocales, Lana Del Rey. Proveniente de su tercer EP "Tropico", nos bombardea con una letanía lacónica que reza "in the land of gods and monsters, I was an angel", fusionando referencias pseudoreligiosas con su vacuo intento por encajar en la alta aristocracia musical a la que -claro está- jamás llegaría. Su beat plomizo apenas es digno de competir frente a los ilustres titanes del género como Leonard Cohen, Radiohead o David Bowie. Si hay algo encomiable en dicha cacofonía, es su astuto homenaje al aburrimiento eterno al abusar del sufrido autotune en forma de loa a la indiferencia. Querida Lana, insisto en mi generoso consejo, canta menos y escribe más de esos poemitas, que del mal poema nunca murió ni el Perito en Lunas.