Por favor, va a ser necesaria toda mi capacidad de sarcasmo y pesadilla para comportarme adecuadamente con una joya como la mítica "American Pie" de Don McLean. ¿Primera pregunta que asalta mi hastiada mente? A qué ávido devorador de curiosidades le puede interesar escuchar mi fluida erudición sobre este meloso tema de 1971, cuando el mundo musical debería proseguir impertérrito hacia adelante? Pero, hete aquí, servidor omnipotente de "originalidades" argumentará al respecto. Surgida de madrugones repletos de nostalgviciosa egolatría pseudoprotestante, la banal criatura musical contiene, simple y llanamente, algunos reflejos patéticos sobre lo que le causaban pena y cruel desasosiego al señor McLean a la tierna edad de 25 años. Mansos entendidos que subscriban mi sapere aude sostienen el discurso de que el mencionado tema no es más vino en un aciago nuevo odre, un maduro rock que guarda referencias más o menos intencionadas hacia un estrago de la casa.