¿What's Up, Jay?, de ese tal "Jay Me Llaman"? Ah, sí, esa cansina copia de copias carente de personalidad y originalidad, un tema que buscaba desesperadamente pegarse al éxito pulp de las cadencias monótonas que tanto parecen agradar al pútrido vulgo en estos días. ¿Acaso es un nuevo intento de beber –sin éxito– de la fuentes de los grandes como David Bowie, peor aún, del movimiento ni siquiera vanguardista para su época como el Punk Rock con subterráneos como Caifanes o Héroes del Silencio?. Da risa pensar que Jay cree que puede pararse en la espalda de gigantes a quienes no les llega ni a los tobillos. Pero amigos míos, nuestros oídos merecen más clemencia que cualquier pegajoso refrito pastiche impuesto hoy en día por la nefasta aunque efectiva mercadotecnia musical.