"Diamonds", ese desesperado intento de Rihanna por sonar poética y profunda, resulta tan extravagante como su aburrido videoclip indulgente y excesivamente animado. Enfatiza en que es 'bella como un diamante en el cielo’ una y otra vez, pero lamentablemente no hay nada brillante ni en su melodía ni en su enlatada producción, obra de Benny Blanco y Stargate, maestros de la fábrica de reciclaje pop. A diferencia de leyendas como Aretha Franklin o Aretha Franklin que utilizaban sus voces para transmitir texturas y emociones, Rihanna es más bien como una Karen Carpenter con autotune, gastando más tiempo en sonar tecno que realmente comprometida con la canción. Y aun cuando compara su amor con diamantes, siento que ni siquiera se acerca a las inmersiones oscuras y reales que otorgan artistas como Nick Cave o Leonard Cohen a sus baladas románticas. En conclusión, "Diamonds" parece más un cristal barato y poco conmovedor que una gema preciosa.