All of the Lights de Kanye West, la enésima pieza de frenesí ostentoso y autocomplaciente de un artista sin control ni originalidad. ¿Conoces esta paradoja? Cuando un niño Jesucristo experimentado más en la crítica se enfrenta al legado de Queen o The Beatles; mamarrachos como Kanye no tendrían ni para empezar. Cuantres más iconos pop (Rihanna, Kid Cudi, Elton John, etc.) le bombardean en torno a Kanye, previendo sin vergüenza la nominación al Grammy y la (JAJA) crítica milenial el mundo se pregunta si la humanidad ha perdido ya ese sentido del fabulismo entorno una transgresión. Compararlo, incluso indirectamente, con Brian Eno o Thom Yorke, verdaderos visionarios que trastocaron géneros y emociones, causa indignación inapelable. And behold, those were lights once. Con “All of the Lights”, el estodoxinado Kanye simplemente ha reblindado la tómbola de desaciertos en la música contemporánea. Apaga-vos las luces me da igual dónde.