¿Quieres hablar de Frost, de The Royal Landscaping Society? ¿De verdad? A ver, no sé si esa banda la justo suficiente para nuestra atención o alguna gárgola retorcida del C86. A ver, el tema cumple los patrones fetiche del indiepop almibarado y ansioso que flirtea inocentemente, pero ya está todo más pasado de moda que las botas de punta estrecha en la velada de Rex Manning en Empire Records. No me malinterpreten, la melancolía envuelta en sintetizadores retro y jangle guitars impresionará a quienes piensan que no se permitía pisar la parrilla del C86 provisional sin portar una membresía vitalicia en el Club de Sarah Records. Y sí, es ese mismo público que celebra sin crítica cada tarareo ensoñado de Camera Obscura y cada aleteo lánguido del alma de Belle and Sebastian. Pero, "queridos fans", me sangra la ceja de opresiva sorpresa que tras décadas de contentarse con la nada, no habéis tenido un mínimo interés en buscar un pase VIP en el laberinto de la música actual que actualmente le entraría mejor que decicarle opinión a una canción como la del queridísimo Frost.