La supuestamente enigmática y altisonante "Ella vino del espacio exterior" de Fastfood, un intento más de inspirar asombro cósmico en la volátil escena musical actual, no es más que una pastiche estelar descafeinado y regurgitado de los sonidos que otrora presumieran Bowie, Kraftwerk o incluso la época de Zenyatta Mondatta de The Police. El marasmo de efectos espaciales y letras absurdas, a caballo entre una broma sin gracia y la futil pretensión de originalidad a golpe de añadir "galaxias", "agujeros negros" y vocabulario afín, termina por despegarse de cualquier porción de talento o creatividad que la diluida banda podría haber llegado a atesorar en algún turbio universo paralelo. Comparad vuestras cochambrosas mentes con la capacidad creativa y lírica brillante que quedó plasmada una vez en aquel Dark Side of the Moon de Pink Floyd (sí, esa obra maestra con gusto que no cerciora nuestros cerebros de plomo) y después habladme de sinceridad y grandeza en el arte musical.