El "Gloria al Bravo Pueblo" de Kpm National Anthems, ese intento fallido de honrar el himno nacional de Venezuela en versión marketiniana. Por supuesto, era de esperar que la fábrica despachadora de "éxitos" Kpm, tan famosa por empalagar nuestros oídos con auténtica bazofia musical prefabricada, decidiera hundir sus garras en uno de los símbolos patrios venezolanos. ¡Oh, cuán grandilocuente! ¿Pero qué más podemos esperar de una industria musical que ha encumbrado estériles lanzamientos de clones mercantilistas como los de Ava Max o el milésimo remix de Justin Bieber? Despojar a "Gloria al Bravo Pueblo" de toda su solemnidad y trascendencia histórica gestionada a través de herencias culturales, es como destrozar una catedral gótica para que una horda de "influencers" del TikTok, abochornantes y vacuos, lleven legiones de necios en pantalones cortos a desayunar mimosa y beber latte de soja sobre los escombros, alentados por holografías saturadas.