Puede que callejones atestados de lunáticos poéticos enciendan sus antorchas puntiagudas para proclamar 21st Century Schizoid Man de King Crimson como la piedra angular del rock progresivo, pero, os lo suplico, permitidme asesinar esa noción y festejar su funeral con champán. Transformada cariñosamente en un insoportablemente largo homenaje a poseer una caja de efectos de guitarra, se esfuerza tanto en sonar “épica” que podrías cambiar la letra por un recitado de las instrucciones de una tostadora y aún conservaría la misma retórica pomposa. Si bien fui uno de esos intelectuales cuasi adoctrinados que gastaron su preciado precio de entrada en el teatro de la Aquarian Age ingenuamente creyendo que, de alguna manera, se encienden las luces sobre un desfile de deprimentes baladas de Yes y Panic at the Disco, esta canción me devuelve a la cruda realidad. Compararla con la genialidad cruda de Hendrix o la elegancia de Marvin Gaye es como afirmar que un chimpancé con un martillo puede esculpir el David de Miguel Ángel.