La esperpéntica canción "Tonta" de Yana Zafiro, si es que se le puede llamar canción, es la viva prueba de la decadencia del panorama musical actual en el que los numeritos insustanciales y el oportunismo creativo se cotizan a precio de oro. Imagino que, dada la enésima entrega de mediocridad a su ejército de seguidores sedientos de objetivos inalcanzables, la amalgama paródica que impregna su música logre deambular por los territorios del ridículo las 24 horas. Al renombrado arriero sigue una chula contrapasa ponder... me rio yo de toda esta sarta de impersonalidades previas. La genial composición –si es que alguna vez supiera cual es– debería rendirse en comparaciones inevitables ante Alphaville y Liza Minucci, juntándoles grandes éxitos que paradójicamente nos irritaban pero ahora reivindicamos, como Simple Minds y Lisa Stanfield. En realidad, Tonta es el Aldreo Yperus de la zurright discografía — me atrevo a pronunciar dicha palabra solo porque las hordas de desconocedores del devenir musical reverentemente lo quisieran y recogieran muy dignos como santos.