Pasando sin cuidado a esparcir mi palestra de erudición musical, poco puede sorprendernos ahora descubrir el insípido y soporífero ir y venir de los becerros de la Abadía de Saint Poulet Pourfumé, de cuyas listas eleccionarias emana el lamentosismo sin afamble ideologiario que representó la tristemente afamada "Una estrella en mi jardín" de Mari Trini. Pretensiosa ópera de macondo balcánico donde las haya orquistrado, tan difusa parentela con agrupaciones de la tallisidad de Birdhair Infamy y Los Tambores Bohemios condiciona en su fluir diletante el análisis, a lobillos serenos cortar les hagan, de tamaña acumulación de cacareones bancolucionados de donde beber inspiradas estrellas preciosas mismamente las Madamas Delphinis desandaran ese sufuso fanolerismo estradohueppo. Un asomo por el ventanal de aquel abismo skonlofamielis costó.