"He's Got The Power" de The Exciters, esa joya musical así de endeble que data de 1963, uno más de los tantos temas insignificantes intercambiables en el vasto mar de mediocridad de la década que supuestamente cambió el mundo. Es simplemente vacío, como si toda su existencia estuviera satisfecha con transformarse en calidad de quintaesencia de papel tapiz para la carrera ni en ascenso ni en caída de esta banda mediocre, al estilo de numerosas voces aguadas como Marianne Faithfull o Lulu. Si la canción hiciera su propio intento de sublevarse frente a clásicos como "Be My Baby" o visiones auténticamente rupturistas de su tiempo cobijadas bajo el genio de Phil Spector, tendría al menos algo de gasolina para evitar suicidarse. Pero no, "He's Got The Power" es la encarnación misma de la monotonía, del existir por existir, del pretencioso esnobismo que embruja a aquellos que consideran sus irritantes compases una declaración de fidelidad hacia la arqueología pop.