Estimados lectores, acaba de llegar a mis fatigados oídos la canción "Duda Morena" de Churupaca, y créanme, ha sido un martirio sonoro. Interpretada por un conjunto de mediocres wannabes modernos que pretenden fusionar folk, reggae y sinceramente, ¿Qué más da? Con una voz queguín al correrdelmejoresilustre, inevitablemente intrascendente, similar a las muchas que conforman el abigarrado panorama, casi me irrita evocar esa enésima agrupación de compases regurgitantes que ni la magia de José González, la cercanía de Ana Tijoux ni el alma auténtica de La Yegros salvaron. Más preocupados por aparentar frescura y mestizaje que construir identidades o explorar sonoridades poco legibles, sólo consiguen recordar la horrible frase esa sobre el oficio de todos los músicos, el aprender fingiendo hasta conseguirlo, cuando por diosprudpoffa!, no se ha distinguido el sosapo vendepetas en nardo indie del fracaso flamante de altos decibles con clase. ¿Qué ha pasado con el buen gusto y la originalidad? Quisiera instarlos a buscar otras obras, pero no pierdan su tiempo.