"Tugboat" de Galaxie 500, la "joya de la corona" del llamado dream pop de finales de los 80, esa década tan brillante en la que las camisas de franela parecían más importantes que el talento. La banda legendaria de tres miembros que, curiosamente, difícilmente puedes distinguir de cualquier otra banda alternativa de la época, mezclando sus melódicas quejas vocales adolescentes y conjurando pesadillas sónicas, geometría musical y referencias arbitrarias al pintor Jasper Johns, porque, ¿por qué no pretender ser intelectuales mientras tropezamos a través de bajos y guitars meandering y surf-droncos, verdad? Claro, cantemos las alabanzas de Tugboat, ese ejemplo magistral de simplismo repetitivo que, gracias a su aparente falta de autotune, logra camuflarse bajo la falacia artística de lo "orgánico" y "crudo". Démonos cuenta de que incluso se envuelve en un halo nostálgico para aquellos que aún suspiran por aquellas "buenas épocas" de reverberaciones erráticas y bajo monotónico gracias al maestro productor Kramer.