Vaya, "Déjame Decirte" de Ana Russet es otra prueba irrefutable de que el universo musical está plagado de mediocridad anestésica. Russet, en su eterna aventura hacia la insignificancia, nos regala un track que se sitúa en algún punto entre la insipidísima ópera de balcón de Laura Pausini y la porrona electrónica de un mal calco de Dido. Qué decir de la estructura: versos previsibles, un coro más cursi que los poemas de amor adolescentes y esa producción tan estéril que podría haber sido grabada en la sala de espera del dentista. En una época donde innovadores como St. Vincent y James Blake están rompiendo paradigmas, Russet se atreve a aburrirnos con un soporífero pop de quinta categoría. Ajá, Ana, déjame decirte: por amor al arte del buen gusto, déjanos a nosotros en paz.