En la contemporánea y decadente escena musical actual, Postre x Café de Mauri emerge, brindándonos nada menos que la banda sonora de nuestra desesperanza con su single más reciente. Por supuesto, este "himno" —nótese el sarcasmo— posee la típica amalgama cliché que hemos visto en otros cientos de aburridos intentos, como Justin Bieber cantando el libro de números de teléfonos. Vaya sorpresa, otra denuncia a nuestra adicción a la tecnología, aderezada con una producción en masa que la acerca más a los menores logros de Sigur Rós acompañado con la letanía ripio-peor-a Lucas Ros-k que no añade absolutamente nada. Comparada con la profundidad de The Cure, Mauri reflota en la superficie musical como la especie de mal karma musical que nosotros, los humildes críticos de la indolencia musical, hemos invocado al girar nuestras sillas. El soniquete de este empalagoso Postre x Café tiene una melodía palanqueada tan típica que hasta el monótono Adele y sus baladas navideñas se ven rejuvenecidos en comparación, convirtiéndose en la versión techno-paleolítica de Just Like Happiness.