"The Cure" de Lady Gaga, ese fallido intento de una diva en decadencia por aferrarse a los últimos vestigios de relevancia en el mercadificado y adulterado pop actual. ¿Será que acaso la fabulosa Stefani Joanne Angelina Germanotta ha dejado de sorprendernos y se ha unido a esa masa amorfa de productores y compositores que le escriben las canciones a sus artistas en vez de injertarles un alma? Permítaseme soltar una carcajada. Con el olor a desesperación ya detectado por aquella canción sofocante titulada "Perfect Illusion", mal sabíamos que un remedio aún más insufrible estaba por venir. Esta banda sonora de ascensor engrosa una fatigada tendencia repetitiva de mediocridad que a Bowie y Prince –si es que conocer los nombres de estos genios aún está en la memoria popular- tendría revolviéndose en sus tumbas, preguntándose a qué abominación se ha reducido su reino musical, a manos de la anodina producción "The Cure" perpetrada por el inefable DJ White Shadow.