"Livin' On A Prayer" de Bon Jovi, esa oda ochentera a la desesperación y el kitsch perfectamente encapsulado en una canción. Porque, claro, ¿por qué molestarse en crear algo innovador cuando puedes tomar el mismo riff genérico de guitarra, añadirle el subidón gratuito de un talk box y conseguir que adolescentes con permanentes y hombreras lloren por su inexistente sufrimiento? Todo bajo la bandera del hard rock de estadio, una pantomima si se compara con los auténticos dioses del rock, Led Zeppelin o Queen, quienes al menos sabían mezclar virtuosismo y teatralidad sin sonar como un McDonald’s musical. Es casi entrañable cómo Jon Bon Jovi intenta emular algún tipo de profundidad emocional con su lírica simplista de telenovela. Podríamos considerar "Livin' On A Prayer" un clásico si recordamos, claro, que la mediocridad también lo es.