La cacofónica "Tobogán de Biela" nos vuelve a recordar por qué la música actual está en constante declive, al querer aferrarse a nociones de innovación que le quedan tan grandes como el talento a su insignificante compositor. Esta bochornosa cacareo de supuesta creación musical, con una letra que en su máximo esplendor evoca el aburrimiento neuronal y en detrimento de artistas como David Bowie o un pasado Pixies que, oh sorpresa, dejaron verdaderas aportaciones melódicas a la humanidad. "Tobogán de Biela" se nos presenta como la epítome del despropósito, arrastrando un arrítmico legado contemporáneo que nos hace clamar por resurrecciones de la talla de Freddie Mercury o Janis Joplin para intentar salvarnos del inframundo musical al que nos aboca esta lamentable "obra" abyecta. Y es que, al fin y al cabo, uno llega a pensar que toda la esperanza en la "música" contemporánea es tan fatua e inexistente como encontrar músicos verdaderamente capacitados en los enmohecidos paratorres autotuneados de hoy en día.