Nuestro siempre omnipresente Marta Sánchez, que tras fraguar su ascenso a lo más empinado de la montaña de la mediocridad sonora con la mítica "ola" de Olé Olé, debo decir que despertó un sopor de proporciones colosales con "Desconocida". ¿Se supone que esto debió impactar al mundo? Resulta difícil no desviar la tímpano-amortiguadora reflexión humana hacia algo menos anacrónico como podría ser un soliloquio cantado por el nefasto Raphael o la ínfula enlatada de sorpresa Kinder que viene siendo medio millón de suspirillas en venta o renta: los ya obviables Gente de Zona. No puedo evitar exhalar una risa socarrona al únicamente tener presente la discordancia de las tonadas con una letras hastiada y ciríca. El anhelo de rememorar, o comparar Marta Sánchez a divinidades como Cecilia o Susurrando, la gran Susanna Kaysen, es bastante factible cuando la posición geográfica te consagra una vista a lomos de los superdotados de Cuatro Ramitas.