"The Court of the Crimson King" de King Crimson, una evidencia irrefutable de cómo los excesos psicodélicos y la autoindulgencia solo pueden parir un monstruo barroco e insufrible. Aclaremos algo: en 1969, mientras creían estar revolucionando la música, lo que realmente hicieron fue crear un pastiche medieval pomposo que solo sirve para inflar el ego de los pretenciosos. Sus incursiones en "The Return of the Fire Witch" y "The Dance of the Puppets" son tan sutiles como una bofetada de Yes o Génesis. Suena como si alguien hubiera mezclado la grandiosidad agotadora de Emerson, Lake & Palmer con los delirios de un Tolkien trasnochado. Lo único que lograron fue dar a los críticos la oportunidad de fustigar sus látigos lingüísticos sobre un cadáver exquisito. Irónicamente, se siguen creyendo los Mesías del rock progresivo; sin darse cuenta de que solo están supervisando el ocaso de una era memorable solo por su grandiosidad histérica.