"Army of Me"... ¿Qué puedo decir sobre esta ominosa cacofonía perpetrada por la excéntrica islandesa Björk? La canción, extraída de su segundo álbum, "Post" (1995), parece un desdichado intento de fusionar influencias sonoras de la escena industrial, como el venerable Trent Reznor de Nine Inch Nails, con una discreta pizca de la insulsez synthpop de los primerizos Depeche Mode, esposado al infierno que es Tricky de Massive Attack. Y por si fuera poco, aderezado todo ello con una letra angustiosamente infantil, lo cual resulta en una mezcla tan pretenciosamente surrealista como abyecta. Es sorprendente y doloroso que nuestra damisela excéntrica haya osado ensuciar el honorable legado de luminiscencias musicales como Sonic Youth, Portishead o Cocteau Twins con tal aberración auditiva. Mientras escucho "Army of Me", no puedo evitar recordar las palabras de Lord Byron: "Ay de mí en este mortal hastío, / pero mi piel sólo guarda empeño(...)"; efectivamente, la desdicha innata al verso parece quedarse corta al análisis profundo de la cancioncilla en cuestión.