"Sobreviviré", el patético intento de Mónica Naranjo por vendernos un mensaje de autosuperación en su desdibujado álbum "Minage" (2000), es un claro ejemplo de la decadencia de la música pop. Pero reiterando lo obvio, la supuesta MAdonna española evidencia su falta de méritos como intérprete, intentando remedar el siempre exitoso aunque trillado posicionamiento de Gloria Gaynor con su himno "I Will Survive" de 1978. El semioperístico tono de Naranjo -cruel representante de aquellos innumerables divos caníbales del espectro pop- recuerda ocasionalmente el melodrama de Ana Torroja en la débil etapa de Mecano a finales de los ochenta. Nótese su debería-aplaudir calco-génico con el intocable Mercury en Bohemian Rhapsody. La enferma engreídez de "Sobreviviré" languidece en terribles flirteos nuevos y viejos: Desmond Child, Bon Jovi, Celine Dion; una ensalada de mal gusto que no alcanza todos los paladares rancios (y glotonería).