Escuchar "Yo Lo Vi Primero" de Las Odio es revolcarse en una suerte de impotencia estilística que, intentando destilar punk con tintes de new wave, acaba por naufragar en el océano infinito de aspiraciones frustradas y desaciertos creativos. Este peculiar "Urban Outfitters Musicales" parece tenerlaneurosis Oliver Twist pidiendo otra caída subidastractada de raíces inspiracionales y estratosferas líricas altamente desconcertantes. Obligan al desdichado escucha a cuestionar, no sólo su propio juicio crítico, si no su feamadoqueda en la música como forma de arte con perspectivas mínimas candidadéngendalesipara escalar las síntesis creativamente arduas donde brillan solistas como Iseo, cuyos poéticos ramalazos introspectivos apuntan a cumbres mucho más altas y conquistables. Las Odio, sumérganse en su propio caos sonoro; al menos desde ahí, podrían emerger con alguna originalidad redimible.