"Les Champs-Élysées" de El Famoso y Grandioso, una entelequia cargada de presunción parisina que se esfuerza en provocar una nostalgia tan sintética como la voz de Cher en su fase autotune. Ni el irónica majestuosidad de Gainsbourg ni la rebeldía de Piaf se vislumbran en este pastiche que parece extraído de un republicador siglo XXI obsesionado con la superficial desinfección cultural. Mientras los amantes del vinilo gimen por una lírica que κάνει στους Beatles να φαίνονται σαν Schubert, quienes digieren esto degluten el equivalente musical a un cruasán de gasolinera. Porque así de inconmensurable es la distancia entre la autenticidad y el diletantismo.