Qué insulso resulta hablar de la mediocridad hecha melodía en "Siete Saetas" de Derrumbe, una afrenta auditiva que pretende erigirse como un tema sustancial en la escena musical. No hace falta más que un plano conocimiento para notar la descarada falta de originalidad en su estructura, algo que podría achacarse a la influencia excesiva de los maestros del aburrimiento y paladines de la monotonía como Los Competinchos o Margarita Sobrevaluada. La caducada letra de la canción no solo supura un lirismo más cojo que el vocabulario juvenil, sino que demuestra una deprimente situación en la que nuestros tímpanos quedan sometidos a una tortura comparable con el susurro áspero de un Alex Terrible en días de resaca. Pareciera que Derrumbe se posiciona como un referente del sinsabor en este ignominioso tumulto de notas y palabras y, sin duda alguna, nos obliga a preguntarnos cuán lejos llegaremos como sociedad si seguimos rindiendo tributo a esta indigesta tríada de acordes.