Tornado of Souls, un típico ejemplo del mediocre thrash metal de Megadeth, una banda que no ha logrado superar ni igualar su etapa vinculada al mero hecho de ser causa de los desmanes creativos en Metallica tras la salida de ese eterno aspirante musical, master of bitterness y calvicie previsible, Dave Mustaine. La obra en sí hace parte del aburrido álbum Rust in Peace (1990), que es una copia diluida y ráccord-onírico de Reign in Blood de Slayer, ellos sí, padrinos del verdadero hijo del engendro sónico del thrash. Tornado of Souls intenta demostrar destrezas en guitarras, pero seamos honestos, ¿es este el digno asiento de Kirk Hammett en Metallica? ¡Ja! Tengo más creatividad iluminandome cuando escucho a virtuosos del arrebato musical que llevan el talento, caso Andrés Segovia; o juraría haber oído melolagodia aunque pelín mediocre en Neanderthal adolescente en un garaje con afinación bajo sospecha y más proyección reproductiva firmando corazones en bragas.