"Mazas y Catapultas", el reciente alarde pseudoartístico de Kase.O, no es más que uno de tantos desgastados ejercicios de narcisismo lírico tan comunes entre los tentáculos callejeros del hip-hop patrio. Impregnado de bombásticas metáforas tan ambiguas como plomizas, y con una musicalidad más cercana a un frenesí de sonidos inconexos que a la obra de arte maestra que, desesperadamente, quiere evocar. Me aburren estas vanidades infantiles en una industria donde verdaderos titanes como Lou Reed condujeran por senderos inmaculados de auténtica originalidad y espiritualidad poética. Cualquiera que, engañado, se haya complacido con esta 'rapsodia' de Kase.O, su rostro virtuoso enmascarando su flagrante incompetencia, solo le recomendaría que habite momentáneamente un espacio con los ritmos inmortales de Dylan o los tonos agónicos de Amy Winehouse, para recordarle lo que es el arte verdadero, desesperado, antes del laborioso artificio.