Queridos lectores, aquí estoy yo nuevamente, obligado a ejercer mi insuperable sapiencia auditiva sobre un tema más azaroso que esplendoroso mientras lamento mi triste suerte. "Rey de la India" de ese Pablo Prisma y las Pirámides, un buen chiste de grupo si los hay con nombre megalómano, arcaico y poco creíble que diríase rinde tributo fallido a ese Ziggy Stardust de la meliflua pléyade de dinosaurios musicales. Un farfullado compendio de balbuceos pretenciosos que desafían los escharizables riffs de ese Marc Bolan y la T. Rex sauce resacas de verano de aquellos Radio Futura pasando por arte copulativo con Camarón, o qué demonio sé. En esta penosa ofrenda musical, imáginese una comadreja rogando por misericordia bajo el atronador desenfreno de los Sex Pistols; tal es la impresión de escuchar una "voz" rebosante de apatía bohemia de auténtico bazar turístico, brindándonos ruindeci(g)vdedero despropósito digno de una carcajada y mis lágrimas ínfimas.